Tenía una camiseta preciosa, que me apretaba un montón de mangas, pero a la que me daba pena meterle tijera.
Hasta que el otro día dije venga, y zas zas abrí los laterales, y después le añadí otra tela, desde la manga hasta el bajo.
La tela que añadí es una viscosa que teñimos en casa el verano pasado - muy chula, pero solo era este pequeño retal.
Rematé la manga con el mismo dobladillo que tenía la camiseta original, y el bajo lo dejé sin rematar (porque la tela no me bastaba para más).
Ahora es comodísima y la llevo muy a gusto.
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